Cáncer de piel (excepto melanoma). Qué es y diagnóstico anatomopatológico
El cáncer de piel constituye un grupo heterogéneo de lesiones originadas por proliferación local de diferentes tipos de células que origina un tumor con capacidad de crecimiento local no controlado o de dar metástasis.
Los más frecuentes se originan en el epitelio de revestimiento (epidermis) o en los anejos cutáneos (glándulas sebáceas, sudoríparas, folículos pilosos), pero existe un amplio abanico de tumores malignos originados en el tejido mesenquimal, en los nervios, vasos así como linfomas primarios de la piel, entre otros.
En la piel existen numerosas lesiones benignas cuya extirpación simple es curativa pero que en ocasiones pueden ser confundidas con tumores malignos. El estudio anatomopatológico de cualquier lesión extirpada es obligado para confirmar el diagnóstico del dermatólogo o del cirujano y descartar que pueda tratarse de una lesión maligna.
Los carcinomas más habituales son el carcinoma basocelular y el de células escamosas (epidermoide). Un capítulo aparte lo constituyen las lesiones melánicas que pueden ser benignas (la mayoría) o malignas (el melanoma), que se tratan en un apartado específico.
Diagnóstico anatomopatológico
Toda lesión cutánea extirpada debe ser enviada a un laboratorio de anatomía patológica para su estudio y diagnóstico.
En las resecciones quirúrgicas por tumor será muy importante comprobar al microscopio que la lesión ha sido extirpada en su totalidad.
Con cierta frecuencia la tipificación del tumor puede requerir la realización de estudios complementarios como la inmunohistoquímica.
Con el informe anatomopatológico y el resto de información clínica el dermatólogo o el cirujano deciden si es necesario tratamiento adicional así como las pautas de seguimiento.